El crecimiento de las células del sistema nervioso es muy rápido en los
primeros años de vida, y se desacelera después de los 4 años de edad,
prácticamente se detiene en la pubertad, mientras que el crecimiento de otros
órganos (pulmones, corazón, riñones, aparato digestivo, músculos y huesos) es
más lento que el neural en los primeros años. Por esta razón una deficiencia
nutricional en un lactante, afecta primordialmente el sistema neurológico, con
las consecuencias que esto conlleva en el desarrollo psicomotor y las deficiencias
en las capacidades cognitivas en el futuro.
Las proteínas son nutrientes esenciales para la integridad estructural,
el crecimiento, el metabolismo, la producción de energía, el transporte y la
defensa. Las proteínas constituyen cerca del 15% del peso total de la célula,
por lo que son, después del agua la principal fracción del contenido celular.
La fuente óptima de proteínas para el menor, es la leche materna,
Existen diferencias fundamentales entre la leche materna y la leche de vaca:
La composición proteica de la leche de vaca es de 3.3 g/100 ml, mientras
que la leche materna es de 1.0 g /100 ml, y no solo difiere en la cantidad, sino
en la calidad. En efecto la leche materna contiene una relación suero:caseína 70:30; la leche de vaca es
inversa 20:80. El perfil de aminoácidos de la leche materna es específico y
necesario para el bebé, rico en triptófano
y cisteína, componentes de gran parte de las estructuras celulares que están
en crecimiento. La leche materna contiene más α-lactoalbúmina, proteína de altísimo valor nutricional, contiene más
lactoferritina, lisozima e inmunoglobulina
A, tres proteínas con importantes propiedades defensivas; y no contiene β-lactoglobulina,
una proteína altamente alergénica que puede predisponer a enfermedades como
asma, dermatitis y rinitis (1).
El consumo de leche de vaca, (y por ende
todas las formulas infantiles maternizadas o que comúnmente son llamadas leches
de tarro) antes de los 6 meses, predisponen a obesidad en etapas posteriores de
la vida, independientemente
del peso al nacer (2).
Un estudio
clínico reciente demostró, que los niños alimentados con formula infantil
maternizada (Leche de tarro) a los dos años de edad, ya tienen función cardiaca
alterada. ¡Si leyó bien, a los dos años de edad con función cardiaca alterada!,
lo que no sucede en los niños alimentados con leche materna (3).
La evidencia médica demuestra que la obesidad infantil, tiene impacto
negativo sobre el aprendizaje, la memoria, el lenguaje y el desempeño académico
(4). En otras palabras, un niño alimentado
con leche materna exclusiva en sus seis primeros meses, tiene más posibilidad
de ser inteligente, que el que no recibe leche materna.
Como conclusión podemos afirmar, que la leche materna es el mejor alimento
para el bebé menor de seis meses, y que, para los mayores de seis meses, la
escogencia de la leche maternizada debe ser juiciosamente valorada, pues, del alimento de hoy depende el adulto del
mañana.
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(1) Mother and Child Nutrition in the tropics nad subtropics. Breast feeding. Cap 5.
Jouranl of Tropical Pediatrics.
(2) Ong KK, Loos RJ Rapid infancy weigh gain and subsecuent obesity:
systematic reviews and hoperful suggestions. Acta Pediatr. 2006.
(3) Cellell R, Closa-MonasteroloR, Ferré N et al.
Higher protein intake incrases cardiac function parameters in healthy children:
metabolic progamin by infant nutrition-secundary analisis from a clinical
trial. Pediatr Rs 2016.
(4) Liang J, Metheson BE, Kaye WH, Boutelle KN,
Neurocongintive correlates of obesity and obesity-realted behaviors in children
and adolescents. Int J obes (Lond) 2014
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relacionadas http://alimentartesas.blogspot.com.co
ANDRÉS
NARANJO CUÉLLAR
Médico
y Cirujano (USCO – Colombia)
Máster
en Marketing Farmacéutico (UNED – España)
MBA
(AISM – USA)
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