miércoles, 14 de marzo de 2018

Nutrición en los primeros meses de vida.


El crecimiento de las células del sistema nervioso es muy rápido en los primeros años de vida, y se desacelera después de los 4 años de edad, prácticamente se detiene en la pubertad, mientras que el crecimiento de otros órganos (pulmones, corazón, riñones, aparato digestivo, músculos y huesos) es más lento que el neural en los primeros años. Por esta razón una deficiencia nutricional en un lactante, afecta primordialmente el sistema neurológico, con las consecuencias que esto conlleva en el desarrollo psicomotor y las deficiencias en las capacidades cognitivas en el futuro.

Las proteínas son nutrientes esenciales para la integridad estructural, el crecimiento, el metabolismo, la producción de energía, el transporte y la defensa. Las proteínas constituyen cerca del 15% del peso total de la célula, por lo que son, después del agua la principal fracción del contenido celular.

La fuente óptima de proteínas para el menor, es la leche materna, Existen diferencias fundamentales entre la leche materna y la leche de vaca:

La composición proteica de la leche de vaca es de 3.3 g/100 ml, mientras que la leche materna es de 1.0 g /100 ml, y no solo difiere en la cantidad, sino en la calidad. En efecto la leche materna contiene una relación suero:caseína 70:30; la leche de vaca es inversa 20:80. El perfil de aminoácidos de la leche materna es específico y necesario para el bebé, rico en triptófano y cisteína, componentes de gran parte de las estructuras celulares que están en crecimiento. La leche materna contiene más α-lactoalbúmina, proteína de altísimo valor nutricional, contiene más lactoferritina, lisozima e inmunoglobulina A, tres proteínas con importantes propiedades defensivas; y no contiene β-lactoglobulina, una proteína altamente alergénica que puede predisponer a enfermedades como asma, dermatitis y rinitis (1).

El consumo de leche de vaca, (y por ende todas las formulas infantiles maternizadas o que comúnmente son llamadas leches de tarro) antes de los 6 meses, predisponen a obesidad en etapas posteriores de la vida, independientemente del peso al nacer (2).

Un estudio clínico reciente demostró, que los niños alimentados con formula infantil maternizada (Leche de tarro) a los dos años de edad, ya tienen función cardiaca alterada. ¡Si leyó bien, a los dos años de edad con función cardiaca alterada!, lo que no sucede en los niños alimentados con leche materna (3).

La evidencia médica demuestra que la obesidad infantil, tiene impacto negativo sobre el aprendizaje, la memoria, el lenguaje y el desempeño académico (4). En otras palabras, un niño alimentado con leche materna exclusiva en sus seis primeros meses, tiene más posibilidad de ser inteligente, que el que no recibe leche materna.

Como conclusión podemos afirmar, que la leche materna es el mejor alimento para el bebé menor de seis meses, y que, para los mayores de seis meses, la escogencia de la leche maternizada debe ser juiciosamente valorada, pues, del alimento de hoy depende el adulto del mañana.

No dude en buscar asesoría nutricional en Alimentarte, Calle 18 # 11A-39, Barrio Balmoral, Fusagasugá. Tel +57 1 867 3891. Llámenos y aparte su cita.

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(1) Mother and Child Nutrition in the tropics nad subtropics. Breast feeding. Cap 5. Jouranl of Tropical Pediatrics.
(2) Ong KK, Loos RJ Rapid infancy weigh gain and subsecuent obesity: systematic reviews and hoperful suggestions. Acta Pediatr. 2006.
(3) Cellell R, Closa-MonasteroloR, Ferré N et al. Higher protein intake incrases cardiac function parameters in healthy children: metabolic progamin by infant nutrition-secundary analisis from a clinical trial. Pediatr Rs 2016.
(4) Liang J, Metheson BE, Kaye WH, Boutelle KN, Neurocongintive correlates of obesity and obesity-realted behaviors in children and adolescents. Int J obes (Lond) 2014




ANDRÉS NARANJO CUÉLLAR
Médico y Cirujano (USCO – Colombia)
Máster en Marketing Farmacéutico (UNED – España)
MBA (AISM – USA)

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